jueves, 21 de julio de 2011

“Nadie sabe lo que está en la olla mas que el que la menea”

Resulta que anoche partí a mi primera clase de cocina con chef y todo.
Acompañada de S me fui hecha un bólido por la Costanera porque según la bolita del i-phone había que cruzar medio Santiago y  en pleno horario de punta.... resultado: llegamos 20 minutos antes.
Apenas entramos nos hicieron pasar a una habitación blanca con silloncitos en los que podías esperar cómodamente tomando café y comiendo galletas caseras, que dicho sea de paso había por montón … algo asi como para que "el que llegara con hambre se llenara con galletas y no fuera a salir pelando"… jajaja

Después de comer galletas como enferma (S se contuvo porque es prudente), entramos a una cocina en la que nos pusimos el gorro ad hoc y un delantal, nos sentamos frente al mesón principal en el que un chef holandés y sus ayudantes preparaban y explicaban las recetas.
Nuestros compañeros, en su mayoría mujeres, parecían personas normales, interesadas en la cocina, que algo de conocimiento previo debían tener…. WRONG!
A la primera receta la lola al lado mío, una cuarentona que antes siquiera de ponerse el delantal se había mandado 4 pastillas, partió preguntando obviedades del estilo:
Qué es una pizca de azúcar?
Si le saco las pepas al tomate es lo mismo?
Y si le echo ese ingrediente antes que pasa?
Y cuanta agua? Aquí dice un litro pero también dice 10 tomates y tú hiciste 3….. ufff
Como a la décima quinta pregunta inteligente caché que iba a ser una noche muy larga asi que decidí hacerla más llevadera auspiciada por “Misiones de Rengo”.
A la segunda receta la vieja ya hasta tenia séquito, en total eran como 4 lolas “forever alone” que acaparaban la atención y la paciencia del chef, sus ayudantes y las anfitrionas; la cosa se puso color de hormiga cuando se aprendieron los nombres del personal, porque ya no podian hacerse los locos e ignorar preguntas al voleo, no… las preguntas iban teledirigidas!!... fue del terror.
A esas alturas y con casi 2 copas de vino encima, todo me daba risa y mis apuntes habían mutado de recetas con pasos enumerados  a dibujos con flechas (estaba en mi periodo abstracto)…. Cuando dibujé un dragón con lentes entendí que había migrado al surrealismo.

Ahora, para ser bien honesta.....cuando caché el jaleo que hay que hacer para preparar gnocchis caseros, me acordé de las pastas frescas del jumbo;  y ante la cochinada de tinta de calamar para el risotto rememoré esos sobres que en 10 minutos te proporcionan un risotto sin que te jodas la vida yendo a comprar una  ca’eza de jurel pa hacer el famoso caldo de pescado.

Salí de la clase como zeppelín de todo lo que comí, levemente copeteada y sin la menor idea de cómo hacer el postre (había mutado a mi etapa Dadá, revelándome a todo)… pasé las llaves y llegué a mi casa a tomar tecito…. Si, de ese de sobre!
Me acosté pensado que todo eso que aprendí es una buena base… pero que hacer todo según el libro, no es mi fuerte…. ni estar en clases con gente que sin libro colapsa!.


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