De Semana Santa sé lo que recuerdo del colegio, que hacíamos una procesión enfermas de ordenadas, con una rama de olivo en la mano y caminábamos hacia el cerro del colegio directo a que, en pleno aire libre, nos contaran una historia bíblica que cada año sonaba más inverosímil que el anterior. Eso, y que mi viejo recalcaba que Quo Vadis (del 51) era la película que cambiaría nuestras vidas, yo nunca la vi.
Historia aparte, Semana Santa es mi festividad favorita venciendo a rivales de peso pesado como la Navidad y el día del Hada Dentina. Les diré por qué, única y exclusivamente porque me da una excusa “espiritual” para comer chocolate desaforadamente y sin culpas, luego de haber “ayunado” al son del pescadito de turno.
Te regalan huevos en la oficina, tus amigos, tus viejos que se resisten a verte como adulto etc.… y uno de puro incontrolada que es, se los engulle en 72 horas máximo (o lo que dura el fin de semana) y luego está 2 semanas tratando de bajar lo que se zampó y de lidiar con el colón hecho pantruca.
Este año, sin embargo, Pascua de Resurrección llega a mi familia con un regalo mejor bajo el brazo: mi primer sobrino.
Así es… ni falta hace que, calculadora en mano, concluyan que mi hermanito menor se casó y será padre antes que yo, bastante tengo con imaginar los comentarios en la clínica.
Abuela: cotita y tú cuándo?
Mamá: jajaj… no tiene para cuando, es tan tonta, cómo no apitutarse con uno de sus compañeros de universidad digo yo!
Abuela: pero si no le gustaban… y eran muy cabritos
Mamá: claro, y ahora crecieron y son regios profesionales … no, si es muy tonta Mamá.
Papá: ya .. Podemos terminar la conversación?, va a empezar Quo Vadis.
En fin, luego de mi éxito manteniendo 3 plantas vivas simultáneamente en casa, me siento preparada para ser tía. Ese estupendo rol en el que, como los abuelos, te toca cuidar de vez en cuando al retoño y tienes pase liberado para malcriarlo a tus anchas, cosa increíblemente necesaria en este caso, dado que al pobre le tocará crecer en la “casa de la terapia”…. el padre es psicólogo y la madre educadora diferencial de párvulos, lo que en buen chileno significa que el pobre escuincle va a aprender a hacer el zulliger antes de decir mamá!...
No le queda más remedio que contar con su tía para liberarlo de esas malditas actividades que fomentan su desarrollo cognitivo y psicosocial y quizás cuanta tontera más, y enseñarle lo realmente importante en la vida.....a disfrutar! jugando con una simple caja o comiendo un huevito de chocolate!
a mi me gusta la pascua por los asados... la carne está botada de precio!
ResponderEliminarMe gusta tu texto. Un beso;
ResponderEliminarS.