Lamentablemente el siguiente
relato está basado en hechos reales.
Los nombres de los involucrados
han sido cambiados para proteger la identidad de las víctimas.
Viernes 3:35 am
Figurábamos en estado deplorable tata colores, gata fiera
(alias moni) y yo en el flamante y bien tenido auto del tata, de fondo sonaba
la canción de Rocky como símbolo de nuestra primera victoria: salir temprano
GPS en mano hacia los libertadores.
La misión, si decidíamos
aceptarla, juntarnos con nuestra querida sita trixi en Mendoza, descansar y ver
los partidos de la sub20.
Luego de un viaje tedioso en el
que el tata preguntó al menos 500 veces si estábamos en la ruta correcta,
llegamos a Mendoza.
Debido a confiar a ciegas en el
criterio de sita trixi, reservamos habitación en su hotel... un apart hotel de
mala muerte en el barrio rojo en el que de entrada nos advirtieron que el tránsito
de noche resultaba peligroso, el baño se llovía y el desayuno “continental” consistía
en sachets de mermelada, la que se podía untar en el pan duro o en la media
luna rancia que te tiraban en la mañana en una bolsa de papel roneo, como si
repartieran el diario.
Como llegamos muy temprano insistí
en que fuéramos al museo.
El museo de arte moderno de Mendoza
consiste en un galpón empotrado en una plaza en el que de momento se exhibe la
obra de un tipo que pinta puros cuerpos humanos con cabezas de perro, un mural
sin terminar, y 4 plantas. Después de esto, mis sugerencias culturales fueron
permanentemente vetadas por el resto del viaje.
De regreso en el hotel sita moni y yo fuimos a la piscina y el
tata haciendo honor a su edad, se pegó una siesta.
Más tarde almorzamos con sita trixi y sus amigos, un montón
de gente que trabaja en deportes a la que el tata trató desesperadamente de
impresionar durante todo el almuerzo, hablaba fuerte, sudaba y comentaba datos
añejos de futbol, parecía adolescente al
lado de Justin Bieber.
De noche fuimos al estadio a ver el partido chile-Bolivia,
como jamás había ido al estadio lo primero que hice fue ponerme en la cola de
la comía....ya con una hamburguesa atravesada pude disfrutar del espectáculo
ayudada por los brillantes comentarios del tata que decía cosas como: “que debe
ser triste ser Bolivia, salen últimos siempre” o “sabes por qué el pasto está
peinado asi?”..... Como si supiera en primer lugar que el pasto se peina !!??...
yo me limité a seguir al equipo porque cuando los cambian de lado me
pierdo.
En la mitad del partido se puso a llover con granizo,
supongo que debimos haberlo tomado como una mala señal pero en lugar de eso
pusimos cara de idiotas y agradecimos lo barato que era estar en platea techada
en un país en crisis.
Como el hotelucho en el que alojábamos estaba en la
periferia, tuvimos la brillante idea de ir al estadio en auto; finalizando el
partido, nos subimos al tata-móvil, cerramos la primera puerta y nos quedamos pasmados al ver que estallaba el parabrisas trasero.... con la misma cara de
idiotas pensamos que había sucumbido a los 2 copos de granizo que habían caído....ERROR
Sábado 9:00 am
Tata, moni y yo nos encontrábamos en la importante misión de
reparar el parabrisas del auto... después de 4 horas de preguntar en todas las cristalerías
de Mendoza, llegamos al concesionario oficial de la marca sólo para enterarnos
que ese modelo de auto aún ni llega a argentina y que no había posibilidad
alguna de que el vidrio se rompiera con granizo. Ahí caímos en la cuenta de que
además del parabrisas roto, el vehículo ostentaba un lindo rayón nuevo.....
Supongo que meter una patente chilena en el estacionamiento
de un campeonato en el que los argentinos no dan una y Chile va puntero no es
buena idea.
Derrotados y exhaustos compramos un plástico transparente, lo llevamos a un taller para que limpiaran los
vidrios y le chantarán el plástico en lugar del parabrisas. Con el tata
esperamos el auto mientras sita moni se fue a la peluquería alegando lo barato
que estaba el brushing.
Para almorzar nos juntamos con sita trixi en el club Mendoza de regata, luego don julio, su chofer personal, nos dio un paseo por el cerro
de la gloria y finalmente nos tiró en un mall.
En el mall sita moni le hizo ojitos al chiquillo del mesón
de informaciones y el tata por fin compró algo para él.
En la noche salimos con
trixi y sus amigos a comer a un lugar donde no vendían nada que no tuviera
tocino y/o huevo... FAIL. Los amigos de sita trixi fueron nuevamente víctimas del
tata en modalidad groupie; esta vez provisto de cara de pena y datos aún mas
añejos de fútbol les daba la lata rogándoles para que lo agregaran a twitter y ojalá lo retwitearan. Sita moni en una
actitud más digna se dedicó a contar historias de su familia; yo a los 47
minutos de fútbol dejé de escuchar voces humanas.
Domingo 8:30 am
Con varias horas de sueño al debe nos subimos a la van que
nos llevaría a hacer canopy y rafting. Llegamos a un recinto re lindo con todas
las comodidades para hacer deportes extremos.
El instructor de canopy nos toma primero al tata y a mi, nos
viste con un arnés (el mío quedó mal puesto asi que me veía como guagua pasá) y
nos pone en la cuerda del canopy. Sin decir agua va y después de un par de
frases que, al parecer eran las instrucciones, se tira y nos deja pasmados al
otro lado de la cuerda sin saber qué hacer.
Como el tata está más sordo que yo, se tiró sin escuchar el
pito de alerta, esto provocó que la cuerda completa se guateara más de la
cuenta soportando el peso del instructor y del tata al mismo tiempo, yo a lo
boy scout traté de agarrarme como pude al palo que soportaba la estructura, me veía
como gato escapando del agua.
Dado que las explicaciones del instructor eran todas del
tipo 2 frases y a la papa, hubo que aprender o echar a perder en el camino, esto
provocó que sita moni casi perdiera un dedo en el último circuito. El
instructor ofreció curarla pero ella lo rechazó alegando que era abogada y que
muy probablemente lo demandaría.
Esperando para hacer rafting nos enteramos de que la van que
supuestamente nos llevaría al partido de Chile estaba averiada, pero que de
acuerdo a lo que creía la administradora del local (no mecánico), estaría lista
a la hora acordada. Dicho esto, entramos en pánico y decidimos tomar el único
bus que pasaría hacia Mendoza a las 2:30 pm por la carretera, al lado del cartel de
la Difunta Correa. Partimos corriendo a las 2:20, pero lo único que conseguimos
fue ver como el maldito bus pasaba sacándonos la lengua. Acalorados y
deshidratados decidimos perseverar y hacer dedo para llegar a Mendoza.
Una van de otro rafting nos recogió y su chofer nos dijo que
desde ese otro rafting podríamos tomar algo a Mendoza. Cuando llegamos a este
segundo rafting creí que iba a morir de insolación,
nadie nos prestaba atención y nos relegaban a un rincón para atender a la manga
de gringos con otras necesidades y otro presupuesto que se agolpaba en la
ventanilla de atención. Una mujer se acercó, mi teoría es que para sacarnos de ahí
y evitar que siguiéramos estropeando la vista; y nos consiguió transporte en una
camioneta llena de gringos.
Ya sentados, notamos que esta van pasaría por los mejores
hoteles de Mendoza repartiendo gente rubia, de pura vergüenza nos limitamos a
dar la dirección de nuestro hotel y a pedir que nos dejaran en “la esquina”.
Llegamos al partido Chile –Colombia a tiempo, y menos mal,
porque sin saber mucho de fútbol puedo decir que lo disfruté muchísimo, y eso
que los jugadores no eran ni ricos.
En la noche por tercera vez consecutiva intentamos ir a
bailar sólo para terminar en un barcillo de poca monta amarrados a una botella
de champaña... en algún momento de la noche grité eufórica que deberíamos tener
una foto tipo Abbey Road de los Beatles!!!..... Lo que me pregunto hasta el día
de hoy es por qué el resto, que estaba visiblemente más sobrio que yo, encontró
que sacarse una foto cruzando una calle por la que pasaban autos en un país
extranjero era una excelente idea.
Luego de varios bocinazos sobre todo de parte de taxistas
enfurecidos, terminamos la mejor foto del año. (Deberia ganar el WorldPress
Photo).....
Esa noche soñé que era directora de un musical en el que
algunos flamencos se negaban a recibir órdenes.
Lunes 10:00 am
Luego de empacar y despedirnos del mini fin de semana largo
partimos rumbo a Chile En la ruta hacia el paso tuvimos que interrumpir el
cuestionario de la revista cosmopolitan, al enfrentarnos a una cola interminable
de autos...... luego nos enteraríamos que hubo un derrumbe en el paso los libertadores.
Nuevamente la información obtenida de los argentinos nos
aseguraba que el arreglo seria rápido, o con la rapidez de empleado público
argentino. A esas alturas y con ataque de histeria empezamos a buscar
alternativas, la más segura era pasar por el paso pehuenche que une Argentina a Talca...
A Talca los pasajes.
Después de 10 horas
de manejo ininterrumpido del tata, decidió que ya era hora que manejara su
maltrecho auto, cosa que hice sin chistar porque la cochiná tiene velocidad de
crucero y un pito que te ayuda a estacionar.
Tomé el volante mientras el tata reprimía sin éxito su cara
de terror. En el camino confundí una
planicie con el mar, y me puse a chillar que íbamos mal porque habíamos llegado
a la costa, luego quise seguir a un auto del Dakar con la ilusión de ver a Chaleco López , pero el tata señaló que esa mierda de auto pintado con calcomanías no
participaba en el Dakar y que hiciera el favor de dejar de jugar con la
velocidad de crucero.
A las 6 de la tarde llegamos a Malargue, el pueblo más
cercano al paso pehuenche; dado que ya a
esa hora no íbamos a poder cruzar a Chile buscamos hotel, llegamos al flamante
hotel Bambi, un sucucho que hace honor a su nombre: es hediondo, peludo y está
lleno de bichos. Como era temprano salimos a dar una vuelta a Malargue, y oh
sorpresa, hasta en ese pueblo una mujer puede comprar ropa!! eso alivió un poco
nuestra angustia, el tata pareció tranquilizarse luego de zamparse una
hamburguesa, un helado y un trozo de pizza.
Martes 5:00 am
El tiempo pasa distinto, me cuesta diferenciar un día de
otro, me siento como en el desierto, siento que la vida me pasa dentro de un
auto, la moni tiene en el asiento de atrás una especie de campamento, el tata
cada día habla y gruñe menos, creo que su espalda se está pegando al asiento
pero no se lo digo para que no se alarme.
Nuestra dieta de las últimas 72 horas ha consistido en pan,
galletas y sachets de manjar sustraídos de los hoteles, el tata tiene una provisión
propia de bebidas y galletones, creo que
se ha vuelto desconfiado, en cualquier
momento nos expulsará del auto alegando que estamos conspirando para embalarlo
y enviarlo a Abu Dhabi.
Llegamos a la aduana argentina (canción de Rocky de fondo) y no lo podemos creer, nuestros
ojos se llenan de lágrimas, hacemos el papeleo y nos alistamos para seguir el
camino hasta la aduana chilena, que queda a 100 km de ahí por un camino
pedregoso en el que transitan manadas de cabritos. Decidimos ir al baño; para ir al baño en la aduana
argentina hay que cruzar una gincana que consiste en pasar punta y codo, saltar
vallas y cruzar un riachuelo. Ya en el baño es difícil contener el terror al
enfrentarse a un hoyo en el suelo .... mi primera reacción fue preguntarme por
qué habrían dinamitado la taza, la segunda fue hacer flexiones de piernas
siguiendo las enseñanzas de sita moni que es una experta en mecánica de fluidos
y resistencia de materiales.
Ya en Chile anhelando un plato de comida casero (tipo picada
de camionero) no hayamos nada mejor que pasar a un local en el que la
especialidad era sándwich, o sándwich al plato ... en ese momento entendí que
el mundo usa toda su creatividad para reírse de nosotros.
Cuando llegué a mi casa, tiré todo al suelo, hice un par de
llamadas y por fin entendí que para ir a la dimensión desconocida no tienes que
prender la televisión, simplemente tienes que cruzar la cordillera.